Ya estamos en Semana Santa, fecha en la que muchas personas disponen de más o menos días libres en los que poder disfrutar.
Este es un momento ideal para descansar de las rutinas habituales, nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan desconectar. De hecho, el descanso y el aprovechamiento del tiempo libre, repercute directamente en el funcionamiento del cerebro, haciendo que se reduzca el nivel de cortisol (relacionado con el estrés) y aumentando los niveles de serotonina y dopamina (los neurotransmisores de la felicidad), que intervienen en la adecuada gestión del estado de ánimo.
A nivel cognitivo, la mera planificación previa de las mini vacaciones ya tiene, por sí misma, un efecto positivo en nuestras emociones y además esta planificación es fundamental para sacarles el máximo partido. En este sentido, algunas cuestiones a tener en cuenta:
- Organizarse para hacer una combinación de actividades que nos guste, pero también dejar tiempo a la espontaneidad, busquemos el equilibrio.
- Pensar a que gente nos puede apetecer ver, que actividades queremos desarrollar, plantear distintas opciones: planes que implique una mayor actividad combinados con otros más relajados, al aire libre o bajo techo, para hacer solos o en compañía…
- También disfrutar de no hacer nada, “ahora decido no hacer nada”, con conciencia.
El hecho de finalizar las vacaciones y tener la sensación de haberlas aprovechado, nos aporta beneficios que se alargan en el tiempo, nos ayuda a reincorporarnos a nuestro día a día con más energía y mejor actitud.
Además, está demostrado que no se necesitan unas vacaciones largas para obtener todos estos efectos, sino que basta con un simple fin de semana o puente, la cuestión es aprovechar el tiempo de descanso.